Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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100133
Legislatura: 1887
Sesión: 2 de julio de 1887
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Botella.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 130, 2981.
Tema: Crisis ministerial.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Voy a empezar dando un disgusto a mi amigo particular, Sr. Botella. (El Sr. Botella: Al contrario; si es que no hay crisis, una satisfacción). Pues entonces voy a proporcionar a S.S. esa satisfacción, asegurándole que no hay crisis, que no la ha habido, ni hay motivo para ella, porque todos los Ministros están perfectamente de acuerdo, tienen, hasta ahora, la confianza de los Cuerpos Colegisladores y presumen contar también con la de la Corona; y no se necesita más para que el Gobierno se crea completamente seguro. No hay, pues, motivo ninguno de crisis, porque el Gobierno se halla en perfecto acuerdo respecto de todo, incluso en la cuestión que ha suscitado su señoría respecto al general Primo de Rivera, acerca del cual el Sr. Ministros de la Guerra en sus relaciones con el director de infantería, hubiera propuesto su separación, al día siguiente habría publicado ésta la Gaceta. Tal confianza tiene el Gobierno en el Sr. Ministro de la Guerra. (El Sr. Botella: ¿Todavía?). Y siempre. Por consiguiente, no podía haber sobre esto cuestión alguna. El Sr. Ministro de la Guerra tendrá con el director de infantería las relaciones que juzgue convenientes; no las ha comunicado al Gobierno y éste no ha podido resolver nada.

Pero me es dado asegurar al Sr. Botella, que ni el Ministro de la Guerra, ni sus compañeros en el Gobierno, hubieran tenido nada que hacer con el director de infantería, si éste, como Senador, en uso de su derecho, hubiese venido aquí a plantear las cuestiones que le pareciesen convenientes y a atacar las reformas militares que, en su concepto, no sean útiles y beneficiosas al ejército y a la Nación.

No; ni al Ministro de la Guerra se le ha ocurrido nada contrario a esto, ni podía ocurrírsele tampoco al Gobierno. Los Sres. Senadores son libérrimos en el ejercicio de su cargo, y pueden discutir y atacar todo aquello que en su conciencia entiendan que es dañoso a los intereses del ejército y del país. En este punto no hay excepción entre directores militares y directores civiles; todos tienen el mismo derecho; pues si no, no ostentarían dignamente la investidura de Senadores.

Tampoco ha habido cuestión en el Gobierno respecto de la proposición incidental de que S.S. ha hablado y que el Gobierno no ha visto, por lo que no ha podido discurrir sobre ella; pero puedo asegurar al Sr. Botella que yo, cuando supe particularmente la existencia de esa proposición, tuve un disgusto grande, porque presumía la interpelación que podía dar a aquella la opinión pública por las firmas que llevaba, aunque esto sucediese contra la intención de los firmantes. Yo he oído con muchísimo gusto las francas y levantadas declaraciones que ha hecho el señor general Salamanca, pero a pesar de ellas, repito, contra la opinión de los firmantes quizá se les hubiera supuesto una intención que no tenían y que yo mismo rechazaría, dado su innegable patriotismo.

De modo, que el Gobierno no se ha ocupado tampoco de la proposición incidental, como de ninguna de las cuestiones que ha indicado el Sr. Botella, y por lo mismo no ha habido motivo ni razón de crisis, ni de disidencia entre los individuos que constituyen el Ministerio, que están en un todo conformes, y más especialmente en las reformas militares. Éstas las ha presentado el Sr. Ministro de la Guerra, y nadie puede dudar de la buena fe con que lo ha hecho, como no puede dudarse tampoco de la sinceridad con que el Gobierno las ha aceptado como suyas, y de la inteligencia, lealtad, patriotismo y buen deseo con las ha estudiado, las ha propuesto y está sosteniendo la Comisión del Congreso, con aplauso sincero del Gobierno y de la mayoría.

De modo que no hay motivo ninguno de crisis por ahora, Sr. Botella. Si ésta es una satisfacción para S.S., me alegro mucho de proporcionársela, porque después de todo, me hubiera causado un disgusto muy grande ocasionar a S.S. un desencanto y un mal rato. (Aprobación). [2981]



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